Revisaremos el título de la propiedad para asegurarnos de que su disposición declarada coincida con el Catastro. Además, analizaremos posibles cargas como usufructos, embargos e hipotecas. Dependiendo de la ubicación del inmueble, también se considerarán factores como la existencia de vías públicas y acceso al agua. Asimismo, verificaremos la inscripción de la propiedad en el Registro de la Propiedad y comprobaremos si existen arrendamientos aplicables.

Nuestro objetivo es descubrir detalles relevantes que permitan al comprador determinar si la propiedad se encuentra en una zona de protección arquitectónica. En caso afirmativo, esto podría impedir modificaciones en la fachada o la estructura del inmueble.

Para ello, recopilaremos y evaluaremos la documentación correspondiente: planes urbanísticos, informes de ITE, planos y fotografías, boletines de legalización relacionados con la propiedad y el libro del edificio.

Esta auditoría determinará el valor exacto de la propiedad, lo que nos permitirá calcular los impuestos que deben pagarse tanto en la compra como en la venta del inmueble. Además, solicitaremos al propietario anterior el historial del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) y las cuotas de la comunidad de propietarios para asegurarnos de que todos los pagos estén al día.